El presidente español Pedro Sánchez tomó una decisión drástica y disolvió el Gobierno en respuesta a los desalentadores resultados del PSOE en las elecciones municipales y autonómicas. Anunció la convocatoria de elecciones generales para el 23 de julio, marcando un giro radical a los planes iniciales de agotar la legislatura en compañía de Unidas Podemos.
Desde La Moncloa, Sánchez se mostró asumir “en primera persona” la derrota, evidenciada por la pérdida de territorios claves que eran bastiones socialistas, ahora en manos del Partido Popular. Alusión a Comunidad Valenciana, Extremadura, Aragón, Islas Baleares, La Rioja y hasta el gobierno de las Islas Canarias.
Este llamado a elecciones anticipadas sorprendió a muchos dentro del PSOE y del Gobierno. Aunque se rumoreaba un cambio tras los resultados “horribles” del 28-M, nadie imaginó que este cambio implicaría un adelanto electoral. La decisión también supone que Sánchez renuncia a la presidencia española de turno de la Unión Europea, que iniciaba el próximo 1 de julio.
El revés electoral de la izquierda ha llevado a Sánchez a intentar contener el desgaste y evitar que la derecha siga creciendo. La estrategia se basará en contrastar su proyecto frente a un posible gobierno del PP con Vox, buscando movilizar a sus seguidores. El futuro político de España queda en manos de la ciudadanía, con la expectativa de que Sánchez sea el candidato del PSOE.
La clarificación de liderazgos y proyectos, así como el enfoque puesto en La Moncloa, marcan la nueva agenda del Gobierno, convirtiendo el rumbo político del país en un tema de debate nacional.